Solemos llegar a las empresas con un bagage técnico, académico o de experiencia en relación con una determinada tarea o área de conocimiento. Pero no estamos avisados de la otra cara de la moneda del éxito en la gestión de nuestra carrera profesional: detectar el mapa de relaciones estratégicas o de poder que, en un plano simultáneo al técnico, explican muchas veces por qué pasan las cosas. Y no me estoy refiriendo al poder formal evidenciado en organigramas y jerarquías, sino al poder real que, con base en aquel o no, permite que las hojas del árbol de decisiones se inclinen mayoritariamente en una dirección, y que hace que algunas ramas vayan teniendo cada vez más hojas, en tanto que otras las van perdiendo regularmente hasta quedar totalmente secas y, finalmente, caer.
¿Y por qué, si todas las ramas beben la misma savia que fluye por el tronco, reciben en general la misma luz y soportan similares temperaturas?. Sin duda la explicación no está en la descripción de las condiciones visibles, sino en aquellas que no se ven.
¿Y por qué, si todas las ramas beben la misma savia que fluye por el tronco, reciben en general la misma luz y soportan similares temperaturas?. Sin duda la explicación no está en la descripción de las condiciones visibles, sino en aquellas que no se ven.
Del mismo modo en la empresa hemos de rascar debajo de la corteza del organigrama formal, para descubrir los nodos de relaciones que, más alla del puro trabajo, e incluso más allá de la propia empresa, propician la génesis de intereses, por otra parte naturales, que vinculan e inclinan la savia en una dirección más que en otra. Por lo menos descúbrelo, no sea que te quedes sin hojas.