jueves, 23 de febrero de 2012

Relaciones estratégicas. Levantamiento del velo.

Solemos llegar a las empresas con un bagage técnico, académico o de experiencia en relación con una determinada tarea o área de conocimiento. Pero no estamos avisados de la otra cara de la moneda del éxito en la gestión de nuestra carrera profesional: detectar el mapa de relaciones estratégicas o de poder que, en un plano simultáneo al técnico, explican muchas veces por qué pasan las cosas. Y no me estoy refiriendo al poder formal evidenciado en organigramas y jerarquías, sino al poder real que, con base en aquel o no, permite que las hojas del árbol de decisiones se inclinen mayoritariamente en una dirección, y que hace que algunas ramas vayan teniendo cada vez más hojas, en tanto que otras las van perdiendo regularmente hasta quedar totalmente secas y, finalmente, caer.
¿Y por qué, si todas las ramas beben la misma savia que fluye por el tronco, reciben en general la misma luz y soportan similares temperaturas?. Sin duda la explicación no está en la descripción de las condiciones visibles, sino en aquellas que no se ven.
Del mismo modo en la empresa hemos de rascar debajo de la corteza del organigrama formal, para descubrir los nodos de relaciones que, más alla del puro trabajo, e incluso más allá de la propia empresa, propician la génesis de intereses, por otra parte naturales, que vinculan e inclinan la savia en una dirección más que en otra. Por lo menos descúbrelo, no sea que te quedes sin hojas.

sábado, 4 de febrero de 2012

Las 3 R´s en la Dirección de Personas

Me preguntaban recientemente qué consideraba clave para la el futuro de la gestión de personas. Respondí que del mismo modo que la sostenibilidad medioambiental descansa en las 3 R´s, la dirección de personas también era susceptible de aplicar esos criterios. Recordémoslas brevemente:
1. Reducir: sin duda podríamos pensar que la gestión de recursos humanos se ha centrado casi exclusivamente en reducir, en especial en estos últimos tiempos de crisis. Sin duda reducir significa ajustar nuestros recursos a nuestras necesidades, pero yendo más allá, reducir debe implicar no caer en lo superfluo. Al igual que en los régimenes de adelgazamiento no hay dietas milagro, el modo para recuperar el peso ideal debe hacerse paulatinamente y con consistencia. Evitemos ahorrar en perejil para gastárnoslo en merluza, como diría un antiguo compañero mío.
2. Reciclar: así como en la reducción la responsabilidad es fundamentalmente de las empresas, en el reciclaje el protagonista principal son las personas. Todos y cada uno de nosotros somos los gestores directos de nuestro capital intelectual. No podemos permitir dejar de formarnos, lo paguen las empresas o no. Al fin y al cabo el talento no es un don celestial, sino el resultado del desarrollo sistemático de nuestras cualidades especiales.
3. Reutilizar: las empresas deben trabajar más en el aprovechamiento de las competencias y habilidades de sus empleados, aplicándolas a los nuevos retos que la competitividad exige. Pero, sobre todo, la sociedad no puede permitirse el desaprovechar el capital humano que tiene. Nuestro país con una tasa de paro del 23% (y del 46% entre los jóvenes), está perdiendo la oportunidad de generar un futuro con ciertas garantías de autonomía e independencia.