Los cambios de año en realidad son una ficción. Nuestra vida es más bien un contínuum, en el que hemos decidido establecer hitos cronológicos, para digerir mejor el largo camino. Más allá de que las estaciones climatológicas se repitan, y que nuestra distancia respecto al sol sea cíclica, lo cierto es que nuestra vida podría tener un solo año, tan largo como todos los días que vivieramos. Por ejemplo, 27.375 días para una vida promedio de 75 años.
Pero dicho esto, no podemos dejar de reconocer que ponerse etapas es práctico, porque nos permite evaluar cómo nos ha ido hasta ahora, y reflexionar sobre nuestra estrategia futura. Tenemos así la sensación de que no todo está hecho, y que aún tenemos posibilidades de hacer nuevas cosas. Y cuando digo esto, no me refiero sólo a "grandes cosas" que requieren mucho esfuerzo, como por ejemplo, estudiar una carrera; sino también a esas "pequeñas cosas" que siempre hemos querido hacer: aprender a bailar salsa, o volver a ver a los amigos del colegio... tú eliges. Pero no dejes pasar la oportunidad.
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